El termino “vacaciones” nos remite al tiempo que dura la cesación del trabajo o estudio, a un descanso temporal de nuestras actividades habituales, nos remite a “descansar”, a reparar fuerzas. En definitiva las vacaciones comenzarían al finalizar nuestra temporada de labor.
Sin embargo, esto parece estar olvidado, dando la sensación de que hoy en día las vacaciones comienzan al arribo a un destino determinado, destino al cual no se debe hacer esperar.
Es así, que entonces se debe lograr recorrer una gran y desconsiderada cantidad de kilómetros en el menor tiempo posible, tiempo que se gana desde casa, no revisando si el vehiculo esta en condiciones, no teniendo en cuenta las señales de transito, no pensando en los que están en la ruta, no pensando en la vida de los acompañantes ...callando la ley interior...dejando de lado el amor por la vida...en una fugaz huida...que no aparenta ser a lo laboral...huida que parece no tener otro final mas que el real, la muerte.No puedo dejar de pensar en que todas estas personas, que escriben día a día un guión que termina titulándose “Rutas trágicas”, poseen cierto tinte que los asemejan a los boxeadores, a los soldados, y a tantos otros, cuyas vidas se rigen por el sadismo y el masoquismo, por el someter a un otro al sufrimiento por ser sometidos también; logrando satisfacer un oscuro deseo.
Viajar, es un gran método para relacionarnos con la vida misma, pudiendo proveernos de sensaciones, que despiertan nuestras emociones y enriquecen nuestra sabiduría. Ya lo dijo Oscar Wilde en su cuento “El cohete famoso”: “...viajar construye el espíritu, vaciándolo de prejuicios...” Me gustaría que recordaran unas palabras que escribió Goethe a su amigo Herder: “viajamos, no para llegar, sino para viajar”.
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